El circuito de Buddh deja huella en los pilotos de MotoGP
El circuito de Buddh ha dejado una marca indeleble en los pilotos de MotoGP. Aunque inicialmente se temía por la seguridad, no fue tanto este aspecto el que les afectó, sino el intenso calor. Aunque están acostumbrados a competir en condiciones de altas temperaturas en países como Malasia, Tailandia, Qatar o Indonesia, el récord no oficial se alcanzó en Jerez en 2020, cuando debido a la pandemia se rodó con 42 grados en el ambiente y 60 grados en el asfalto.
En el trazado indio, el domingo se alcanzaron las temperaturas más altas del fin de semana, llegando a los 35 grados en el ambiente y 45 grados en la pista, incluso en algunos puntos se registraron 48 grados. Aunque la humedad no era tan elevada como en Sepang o Buriram, alcanzando el 62 por ciento, la sensación de asfixia era absoluta.
El piloto Jorge Martín no fue el único que sufrió mucho debido a la deshidratación. Un ejemplo de ello fue Pol Espargaró. El piloto de GasGas aún no ha alcanzado su máximo nivel físico después de necesitar varios meses para recuperarse de sus múltiples fracturas, incluyendo varias vértebras, tras el accidente en Portimao.
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Pol Espargaró estaba preparado para las altas temperaturas, llevando un chaleco refrigerador en la parrilla o una malla bajo el mono. Sin embargo, esto no fue suficiente. “Ha sido una de las carreras más duras de mi vida, si no la que más”, declaró al finalizar la competencia.
El piloto catalán admitió que su rendimiento se vio afectado. “Perdí mucho tiempo por sentirme tan débil físicamente, alrededor de medio segundo por vuelta. Si no hubiera aflojado, no habría terminado la carrera, pero supongo que esto es parte del proceso de recuperación”, confesó.
El sufrimiento de Espargaró fue tal que alcanzó las 198 pulsaciones por minuto, algo que nunca había experimentado antes. “Me sorprendió mucho, porque no llego a esos niveles ni siquiera en casa, entrenando con la bicicleta. Esta carrera es muy extrema”, reveló.
Más allá de lo normal
Recientemente, MotoGP realizó un experimento colocando pulsómetros a varios pilotos durante las carreras. Se observó que lo habitual es alcanzar entre 160 y 170 pulsaciones. El momento de mayor intensidad es antes de comenzar, en la parrilla. Algunos pilotos tienen un aumento mínimo, como Maverick Viñales, que apenas llega a las 130 pulsaciones, mientras que otros, como Jorge Martín, alcanzan las 200, al igual que Pol en India. Según los expertos médicos, superar las 200 pulsaciones es peligroso incluso para atletas de élite.
Bendita reducción de vueltas
Viendo el sufrimiento de todos los pilotos, queda claro que fue acertada la decisión de reducir el número de vueltas, de 24 a 21 en la clase reina y una menos en Moto3 y Moto2, donde se redujeron cuatro vueltas debido a un accidente inicial. “Pedimos reducir la distancia de carrera en la reunión de la Comisión de Seguridad porque, además de las altas temperaturas, de haber completado la distancia inicialmente programada habríamos empleado 42 minutos y medio en terminar la prueba. En Montmeló, por ejemplo, lo hacemos en unos 38 minutos”, comentó Pol Espargaró, el menor de los Espargaró.