Despido sorpresivo del cofundador de OpenAI, Sam Altman, genera controversia
El mundo tecnológico se vio sacudido el pasado fin de semana del 17 de noviembre con un acontecimiento sin precedentes. Sam Altman, cofundador y jefe de OpenAI, la empresa líder en la revolución de la inteligencia artificial (IA), fue despedido repentinamente por la junta directiva de la compañía. Aunque las razones detrás de esta decisión no están claras, se rumorea que se debe a preocupaciones sobre sus proyectos paralelos y el temor de que estuviera expandiendo las ofertas comerciales de OpenAI demasiado rápido, sin considerar las implicaciones de seguridad. Cabe destacar que OpenAI se ha comprometido a desarrollar esta tecnología para el “máximo beneficio de la humanidad”. Durante los dos días siguientes, los inversores y empleados de la empresa intentaron revertir la situación y recuperar a Altman.
Emmett Shear asume como director ejecutivo interino de OpenAI
A pesar de los esfuerzos, la junta directiva se mantuvo firme en su decisión. El 19 de noviembre, nombraron a Emmett Shear, ex director de Twitch, como director ejecutivo interino de OpenAI. Sin embargo, lo más sorprendente ocurrió al día siguiente, cuando Satya Nadella, CEO de Microsoft y uno de los principales inversores de OpenAI, anunció en X (anteriormente Twitter) que Altman y un grupo de empleados de OpenAI se unirían a Microsoft para liderar un nuevo equipo de investigación en IA.
La división en Silicon Valley: “Doomers” vs “Boomers”
Estos eventos en OpenAI reflejan una división más amplia en Silicon Valley. Por un lado, están los ”doomers”, quienes creen que la IA representa un riesgo existencial para la humanidad y abogan por regulaciones más estrictas. Por otro lado, están los “boomers”, quienes minimizan los temores de un apocalipsis de la IA y enfatizan su potencial para impulsar el progreso. La influencia de uno u otro grupo podría determinar el futuro de las regulaciones y quién se beneficiará más de la IA.
La estructura corporativa de OpenAI y las diferencias filosóficas
La división en OpenAI también se refleja en su estructura corporativa. Fundada como una organización sin fines de lucro en 2015, la empresa creó una subsidiaria con fines de lucro tres años después para financiar sus necesidades tecnológicas. Cumplir con los objetivos de los “doomers” y los “boomers” siempre fue un desafío. Además, estas diferencias también tienen raíces filosóficas. Los “doomers” están influenciados por el movimiento del “altruismo efectivo”, preocupados por el potencial de la IA para acabar con la humanidad. Por otro lado, los “boomers” defienden el “aceleracionismo efectivo”, argumentando que el desarrollo de la IA debe avanzar sin restricciones.
Altman y su postura ambivalente
Sam Altman parecía simpatizar con ambos grupos y abogaba por hacer que la IA fuera segura mientras impulsaba el desarrollo de modelos más potentes y lanzaba nuevas herramientas. Sin embargo, su despido sorpresivo ha generado tensiones, especialmente con Microsoft, el mayor inversor de OpenAI. La empresa ofreció una casa al señor Altman y a sus colegas como un intento de mantener una relación positiva.
La batalla comercial entre “Doomers” y “Boomers”
La división entre los “doomers” y los “boomers” también se refleja en el ámbito comercial. Los “doomers” están liderando la carrera de la IA, con mayores recursos y defensores de modelos propietarios. Por otro lado, los “boomers” son empresas más pequeñas que se están poniendo al día y prefieren el software de código abierto.
Los ganadores iniciales en la industria de la IA
En cuanto a los primeros ganadores en la industria de la IA, OpenAI’s GPT-3 ha ganado popularidad con 100 millones de usuarios en solo dos meses desde su lanzamiento. Anthropic, fundada por desertores de OpenAI, también ha tenido un éxito notable y ahora está valorada en 25.000 millones de dólares. Google y otros gigantes tecnológicos también están invirtiendo en grandes modelos de lenguaje, que se entrenan con grandes cantidades de datos y respaldan los chatbots.
El auge de la inteligencia artificial y los desafíos que enfrenta
Grandes avances en la inteligencia artificial
La industria de la inteligencia artificial (IA) ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Empresas como OpenAI, Microsoft y Amazon han estado desarrollando modelos más grandes e inteligentes para satisfacer las demandas del mercado. Además, se ha introducido un nuevo chatbot llamado Bard, que promete revolucionar la forma en que interactuamos con la IA.
La apuesta de Microsoft por OpenAI
Microsoft ha apostado fuertemente por OpenAI, reconociendo su potencial en el campo de la IA. Por otro lado, Amazon ha anunciado planes de invertir hasta 4 mil millones de dólares en Anthropic. Sin embargo, ser el primero en actuar no siempre garantiza el éxito en el mundo de la tecnología. Con el rápido avance tanto de la tecnología como de la demanda, los nuevos participantes tienen la oportunidad de desafiar a los actores establecidos.
Preocupaciones y llamados a la regulación
A medida que la IA se vuelve más poderosa, también surgen preocupaciones sobre su impacto en la sociedad. En un testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, el CEO de OpenAI, Altman, expresó temores de que la industria pudiera causar un daño significativo al mundo. Esto ha llevado a un grupo de científicos y ejecutivos de tecnología a advertir sobre los riesgos de extinción que plantea la IA. A pesar de estas preocupaciones, las empresas continúan desarrollando modelos más potentes sin detener su trabajo.
Regulaciones y pruebas de seguridad
Los políticos están tomando medidas para abordar los riesgos asociados con la IA. La administración del presidente Joe Biden ha presionado a importantes fabricantes de modelos, como Microsoft, OpenAI y Google, para que asuman compromisos voluntarios y sometan sus productos de IA a inspecciones de expertos antes de lanzarlos al público. Además, el gobierno británico ha logrado que un grupo similar firme un acuerdo que permite a los reguladores probar la confiabilidad y las capacidades dañinas de los productos de IA. Estas medidas buscan garantizar la seguridad nacional y proteger a la sociedad de posibles riesgos.
El debate sobre el código abierto
Otro tema que divide a la industria de la IA es el futuro del código abierto. Algunas empresas, como OpenAI, Anthropic y Google, han optado por modelos de código abierto, mientras que otras han mantenido sus modelos como propietarios. Los defensores del código abierto argumentan que permite un mayor escrutinio y, por lo tanto, mayor seguridad. Sin embargo, los detractores temen que esto pueda ser aprovechado por actores maliciosos.
En resumen, el crecimiento de la inteligencia artificial ha llevado a avances significativos en la industria. Sin embargo, también ha planteado desafíos y preocupaciones sobre su impacto en la sociedad. Los gobiernos y las empresas están tomando medidas para regular y garantizar la seguridad de la IA, mientras que el debate sobre el código abierto continúa. El futuro de la IA sigue siendo incierto, pero está claro que su influencia en nuestras vidas continuará creciendo.
La disputa sobre el código abierto: ¿motivos comerciales o avance tecnológico?
Capitalistas de riesgo y su interés en el código abierto
La disputa sobre el código abierto no solo se trata de ideales tecnológicos, sino que también puede reflejar motivos comerciales. Los capitalistas de riesgo, por ejemplo, son grandes admiradores de esta filosofía, quizás porque ven en ella una oportunidad para que las nuevas empresas respaldadas alcancen la vanguardia o accedan de forma gratuita a modelos ya desarrollados. Por otro lado, los titulares de las empresas pueden temer la amenaza competitiva que representa el código abierto. Un memorando filtrado en mayo, escrito por miembros de Google, admite que los modelos de código abierto están logrando resultados comparables a los de sus contrapartes propietarias, pero a un costo mucho menor. El memorando concluye que ni Google ni OpenAI tienen una ventaja defensiva contra los competidores de código abierto.
Reguladores y su postura frente al código abierto
Hasta ahora, los reguladores parecen haber sido receptivos a los argumentos en contra del código abierto. La orden ejecutiva de Biden podría frenar el avance del código abierto. La amplia definición de la orden sobre modelos de “doble uso”, que pueden tener aplicaciones tanto militares como civiles, impone requisitos de informes complejos a los fabricantes de dichos modelos, lo que eventualmente podría afectar también a los modelos de código abierto. Aunque no está claro en qué medida estas reglas se pueden aplicar actualmente, podrían fortalecerse con el tiempo, especialmente si se aprueban nuevas leyes.
Grandes empresas tecnológicas y su postura frente al código abierto
No todas las grandes empresas tecnológicas se encuentran claramente en un lado de la división. La decisión de Meta de abrir su código fuente de modelos de IA ha convertido a la empresa en un defensor inesperado de las startups, al brindarles acceso a un modelo poderoso sobre el cual construir productos innovadores. Meta apuesta a que el aumento de la innovación impulsado por las herramientas de código abierto eventualmente le ayudará a generar nuevas formas de contenido que mantengan a sus usuarios comprometidos y a sus anunciantes satisfechos. Por otro lado, Apple es un caso atípico, ya que la empresa más grande del mundo en tecnología guarda silencio en cuanto al código abierto. En el lanzamiento de un nuevo iPhone en septiembre, la empresa destacó numerosas características impulsadas por IA sin mencionar el término. Cuando se les pregunta al respecto, los ejecutivos de Apple prefieren elogiar el “aprendizaje automático”, otro término para referirse a la IA.
El futuro del código abierto y las guerras culturales
El colapso en el debate sobre el código abierto demuestra lo perjudiciales que pueden ser las guerras culturales en este ámbito. Sin embargo, son estas mismas disputas las que determinarán cómo avanza la tecnología, cómo se regula y quién se beneficiará de ella. El código abierto se encuentra en una encrucijada, donde los intereses comerciales y las posturas de las grandes empresas tecnológicas se enfrentan a los ideales de innovación y acceso libre. El resultado de esta disputa tendrá un impacto significativo en el futuro de la tecnología y en quién controlará sus avances.