Joe Biden firma una nueva orden ejecutiva sobre el desarrollo y uso seguro de la inteligencia artificial
A principios de la semana pasada, mientras el conductor del Jaguar blindado de Rishi Sunak se dirigía a Bletchley Park, Joe Biden estaba en la Casa Blanca firmando una nueva orden ejecutiva sobre el desarrollo y uso seguro de la inteligencia artificial. Esta orden, que consta de aproximadamente 20.000 palabras, instruye a numerosas agencias federales y departamentos gubernamentales a crear estándares y regulaciones para el uso y supervisión de la IA en áreas como la justicia penal, la educación, la atención sanitaria, la vivienda y el trabajo. El enfoque principal es proteger los derechos y libertades civiles de los estadounidenses.
Un movimiento que genera controversia
Aunque esta orden puede ser vista como un avance tangible en el campo de la tecnología, algunos expertos expresaron su descontento. La cumbre sobre seguridad de la IA en Bletchley Park tenía como objetivo principal destacar el liderazgo global del primer ministro en este tema, pero la orden de Biden parece ir más allá al tomar medidas concretas en lugar de simplemente hacer declaraciones. Esto ha generado cierta controversia y ha dejado en evidencia las diferencias entre los enfoques de ambos líderes.
El pánico moral en torno a la IA
Tanto la orden de Biden como la cumbre de Bletchley Park reflejan un sentido de pánico moral en relación a la inteligencia artificial. Parece haber una creciente necesidad de tomar medidas urgentes, impulsada por la percepción de que la tecnología avanza a un ritmo sin precedentes y está fuera de control.
Sin embargo, estas percepciones pueden carecer de fundamento. Según Steven Sinofsky, ex ejecutivo de Microsoft, la IA no avanza a las tasas exponenciales que hemos visto en otras tecnologías. Además, aún no tenemos una medida confiable de las capacidades de la IA ni de su velocidad, dirección o aceleración.
El verdadero desafío: el control de las corporaciones tecnológicas
En lugar de preocuparnos por el avance de la tecnología en sí, deberíamos centrarnos en las corporaciones tecnológicas que la poseen y controlan. Estas gigantes tecnológicas han demostrado ser difíciles de controlar y han generado preocupaciones en cuanto a su influencia y dominio. El verdadero desafío radica en regular y controlar a estas corporaciones para garantizar que la IA sea beneficiosa para la humanidad.
Intereses en juego
En este contexto, se pueden identificar tres actores principales con intereses en juego. En primer lugar, los medios de comunicación tradicionales se benefician al fomentar la alarma y la preocupación. En segundo lugar, las corporaciones tecnológicas continúan construyendo tecnología peligrosa mientras piden regulaciones para proteger su dominio y riqueza. Por último, los gobiernos sienten la presión de sus electores y necesitan demostrar que están tomando medidas al respecto.
Las verdades básicas sobre la IA
En última instancia, las democracias deben aceptar tres verdades básicas sobre la IA