Un policía encubierto se infiltra en los movimientos sociales de Madrid
La doble vida de Sergio G.A.
En la academia de Ávila, Sergio G.A. fue juramentado como policía de escala básica en presencia de destacadas figuras políticas. Sin embargo, tres años después, este mismo individuo se convirtió en un infiltrado en los movimientos sociales de la ciudad.
Durante el período comprendido entre 2015 y 2021, Sergio G.A., quien se hacía llamar Sergio Botana, estableció relaciones de amistad, militancia y trabajo con numerosas personas, incluso manteniendo relaciones afectivas en al menos dos casos. Una investigación conjunta entre El Salto y La Directa ha confirmado que detrás de la identidad de Botana se encontraba este agente de policía, quien se presentó como inspector en 2019 y ha ido abandonando gradualmente su identidad falsa en los últimos tres años.
La principal evidencia que respalda esta conclusión es un informe pericial que compara cuatro imágenes, dos de la identidad real de Sergio y dos tomadas durante su militancia. A pesar de las diferencias en la apariencia física de la persona a lo largo de los nueve años transcurridos desde su graduación policial, el informe encontró once puntos de coincidencia en el área del rostro analizada, además de una coincidencia total en las proporciones faciales.
Además, Sergio dejó rastros de su verdadera identidad y lagunas en su historia. Una empresa familiar del norte de Madrid, en la que afirmó haber trabajado, negó haberlo contratado durante el tiempo que él declaró. También se descubrió que Sergio participó en carreras populares utilizando su nombre real, y su fotografía con el dorsal correspondiente a su identidad real fue reconocida por personas que conocieron su identidad falsa. A pesar de los intentos de contacto, no se ha logrado establecer comunicación con Sergio Botana.
Entrada en los movimientos sociales
La aparición de Sergio Botana en escena ocurrió en un momento de auge de los movimientos sociales en Madrid. Las protestas que surgieron en 2011 con el movimiento 15M y su posterior descentralización generaron un caldo de cultivo para la militancia en distritos como Moratalaz, en el este de la capital. Estos movimientos, de carácter antifascista y enfocados en el trabajo de base, se centraban principalmente en temas de vivienda y se aliaban con las Plataformas de Afectados por la Hipoteca y los Stop Desahucios distritales.
Sergio comenzó a colaborar en la distribución de alimentos y entró en contacto con los militantes del colectivo Distrito 14, al que se unió en la primavera de 2015. Algunos miembros de este grupo, compuesto principalmente por jóvenes del barrio, inicialmente desconfiaron de Sergio debido a su origen ajeno a Moratalaz y a su vivienda en una dirección desconocida. Aunque se le bromeaba llamándolo “infiltrado”, las especulaciones no fueron más allá.
La confianza se fue ganando con el tiempo y Sergio se convirtió en una figura activa en los movimientos sociales de Madrid. Sin embargo, ahora se revela que su verdadera identidad era la de un policía encubierto, lo que plantea interrogantes sobre sus verdaderas intenciones y el alcance de su infiltración en estos grupos.
Un infiltrado policial en los movimientos sociales de Madrid
Un agente encubierto se infiltra en organizaciones sociales
En un sorprendente giro de los acontecimientos, se ha descubierto la presencia de un agente encubierto en los movimientos sociales de Madrid. Sergio G.A., cuya verdadera identidad ha sido ocultada durante nueve años, logró infiltrarse en varias organizaciones y participar en acciones de protesta.
Una relación de confianza con los militantes
Con el paso del tiempo, Sergio ganó la confianza de muchos militantes de estas organizaciones, llegando incluso a compartir piso con algunos de ellos. Además, mantuvo una relación sexoafectiva durante varios años con una de estas personas. Participó en acciones como la ocupación de una sede de Bankia en el centro de Madrid y apoyó el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Barcelona.
El Movimiento Antirrepresivo de Madrid
Después de desvincularse de Distrito 14 en 2019, Sergio se involucró en el Movimiento Antirrepresivo de Madrid (MAR), creado en 2018 en solidaridad con el rapero Valtónyc. Su participación en las protestas del 18 de febrero de 2021, tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel, marcó un punto de inflexión en su relación con los movimientos sociales.
Reacciones y denuncias
Quienes conocieron a Sergio lo describen como una persona amistosa y tranquila en las asambleas. Aunque no destacaba por sus opiniones políticas, era considerado como la “voz de la sensatez”. Se destaca también su estabilidad económica, algo inusual en un grupo conformado por estudiantes y trabajadores precarios.
Algunos de sus compañeros denuncian la brutalidad del Estado y critican cómo Sergio ocultó su verdadera identidad durante tanto tiempo. Distrito 14, en un comunicado, aborda el caso sin victimizarse y propone un debate sobre los modelos de organización para evitar la infiltración policial.
El Movimiento Antirrepresivo de Madrid ha denunciado el atentado a su derecho de organización y hace un llamado a la unidad de los movimientos sociales para enfrentar la represión del Estado.
Un patrón preocupante
El caso de Sergio G.A. se suma a una serie de infiltraciones policiales en los movimientos sociales. En los últimos quince meses, se han descubierto seis agentes encubiertos en diferentes organizaciones y protestas. Este patrón plantea interrogantes sobre la seguridad y la confianza dentro de estos movimientos.
Es fundamental que los movimientos sociales estén alerta y tomen medidas para evitar futuras infiltraciones. La lucha por un mundo nuevo requiere determinación y una organización sólida que pueda resistir los intentos de represión del Estado.
Agentes encubiertos en movimientos sociales: ¿legalidad o abuso de poder?
La polémica de la infiltración policial en movimientos sociales
En los últimos meses, se han revelado casos de agentes encubiertos que se han infiltrado en movimientos sociales en España. Estas revelaciones han generado un intenso debate sobre la legalidad y el posible abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad.
El marco legal de la infiltración policial
Según el artículo 282 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LeCrim), la infiltración de agentes solo está permitida en investigaciones relacionadas con delitos de organización criminal y bajo la autorización de un juez o fiscal. Sin embargo, el Ministerio del Interior ha argumentado que el artículo 11 de la Ley Orgánica 2/86, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, justifica la actividad de agentes encubiertos en los movimientos sociales.
Además, una disposición adicional de la orden ministerial que regula la estructura y funciones de los servicios de información de la Dirección General de la Policía establece que estos servicios están clasificados como secreto desde 2005. Esta clasificación se basa en una decisión del Consejo de Ministros de noviembre de 1986 y está respaldada por la Ley de Secretos Oficiales de 1968. Como resultado, se dificulta conocer las motivaciones policiales y los detalles de las operaciones de infiltración.
Los casos revelados por La Directa
En marzo de 2023, el medio de comunicación El Salto publicó que Mavi L.F., activista de los movimientos ecologistas y participante en el centro social La Animosa, era en realidad una agente del Cuerpo Nacional de Policía. Posteriormente, en julio de este año, La Directa localizó a Maria I.T., quien participó activamente en el movimiento antirracista y estableció fuertes lazos con activistas del Comité de Defensa de la República de Girona.
Estos casos han generado preocupación entre los movimientos sociales, ya que plantean interrogantes sobre la confianza y la seguridad dentro de sus propias filas. Además, han avivado el debate sobre los límites de la actuación policial y la protección de los derechos civiles.
El debate sobre la legalidad y el abuso de poder
La revelación de estos casos ha generado un intenso debate sobre la legalidad y el posible abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad. Mientras algunos argumentan que la infiltración policial es necesaria para combatir delitos graves, otros sostienen que se trata de una violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos y una forma de criminalización de la protesta social.
En este contexto, es fundamental reflexionar sobre los límites y controles que deben existir en la actuación de los agentes encubiertos. ¿Es necesario revisar la legislación actual para garantizar una mayor transparencia y protección de los derechos individuales? ¿Cómo se puede equilibrar la seguridad ciudadana con el respeto a las libertades civiles?
El debate está abierto y es necesario abordarlo desde una perspectiva amplia y democrática, teniendo en cuenta los derechos y las garantías de todas las partes involucradas. La sociedad civil, los expertos en derechos humanos y las autoridades deben trabajar juntos para encontrar un equilibrio que permita proteger la seguridad pública sin comprometer los valores fundamentales de una sociedad democrática.