El arzobispo de Valladolid reflexiona sobre la convivencia en España
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha realizado una reflexión de carácter moral, espiritual y cultural durante la presentación de la campaña del Día de la Iglesia Diocesana. Ante la posible creación de una ley de amnistía, Argüello ha evitado entrar en un juicio político, pero ha destacado que lo que se está viviendo en España en el ámbito político es la expresión de corrientes culturales que han ido en aumento en las últimas décadas.
Argüello ha señalado que estas corrientes culturales incluyen un elogio desmedido de la autonomía a todos los niveles, así como del individualismo, lo que ha llevado a una pérdida de valoración de los vínculos personales, familiares y sociales.
“¿En qué pilares se basa la convivencia?”
El arzobispo ha planteado la pregunta sobre los fundamentos de la convivencia en la sociedad y la organización de la democracia. Argüello ha afirmado que en España impera el positivismo jurídico, lo que significa que cualquier decisión tomada por aquellos en el poder, siguiendo procedimientos democráticos, se considera ética y moral. Sin embargo, se cuestiona cuáles son los criterios para determinar lo que está bien o mal.
Los cuatro pilares de la convivencia
Argüello ha destacado cuatro pilares fundamentales en los que se basa la convivencia: la libertad, igualdad, solidaridad y seguridad jurídica. Según el arzobispo, estos pilares están en entredicho en la actualidad, lo que ha generado preocupación en diversos sectores de la vida pública española.
El arzobispo ha enfatizado la importancia de que los ciudadanos tomen conciencia de su responsabilidad democrática y expresen sus opiniones con verdad y firmeza, evitando dejarse llevar por emociones que puedan generar violencia y caos.
Las cuestiones que afectan a “mi pueblo y a mi tierra me importan”
Argüello ha resaltado la importancia de abordar juntos la historia común de España, que se constituye a partir de la agrupación de diversos reinos. Sin embargo, el arzobispo ha advertido que el relativismo, el positivismo jurídico y la autonomía sin referencia ética no pueden ser de ayuda.
En conclusión, Argüello ha dejado claro que, como ciudadano y obispo, las cuestiones que afectan a su pueblo y a su tierra le importan, y aunque evita hacer juicios políticos, realiza una reflexión cultural y espiritual.