Los partidarios del proyecto de ley, que afecta a los medicamentos mifepristona y misoprostol, dijeron que protegería a las mujeres embarazadas de abortos forzados, aunque citaron sólo un ejemplo de esto, en el estado de Texas.
Según la medida, los médicos necesitarían una licencia específica para recetar mifepristona y misoprostol, y los medicamentos tendrían que almacenarse en ciertas instalaciones que en algunos casos podrían terminar ubicadas lejos de las clínicas rurales. Los opositores dicen que tales restricciones podrían causar retrasos en la prescripción de los medicamentos y en la obtención de los pacientes por parte de los médicos.
Luisiana tiene una prohibición casi total del aborto, que se aplica tanto a los abortos médicos como a los quirúrgicos. Las únicas excepciones a la prohibición son si existe un riesgo sustancial de muerte o deterioro para la madre si continúa el embarazo o en el caso de embarazos “médicamente inútiles”, cuando el feto tiene una anomalía fatal.